Desmentimos los tres falsos mitos más arraigados sobre los dientes
A lo largo de la historia se han arraigado muchísimos mitos o falsas creencias en los aspectos de la salud, y la odontología es uno de esos campos en los que todavía siguen presentes varios de estos mitos. Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado alguno o puede que incluso lo deis por válido.
Desde la Clínica Santo Domingo os queremos desmentir los principales mitos que se extienden sobre la salud oral:
Dientes blancos, ¿es posible?
En realidad, la tonalidad blanca ‘nuclear’ que nos venden las revistas o la televisión no existe de forma natural. Ni siquiera cuando somos niños y nos acaban de salir los primeros dientes de leche estos son blancos.
Lo cierto es que cada persona tiene una tonalidad diferente en los dientes, al igual que ocurre con el tono de piel, todos somos distintos. Con nuestra sonrisa ocurre igual, la genética determina el color.
Después, en función de las rutinas de higiene, hábitos y alimentación que siga cada uno, la tonalidad puede variar. Por ejemplo, fumar provoca que los dientes se vuelvan de un tono más amarillento o amarronado.
¿Un blanqueamiento blanquea los dientes? La verdad es que no se blanquea, sino que se aclara. El tratamiento del blanqueamiento dental lo que hace es aclarar varios tonos el color de nuestros dientes, pero nunca hasta ese blanco tan artificial. De hecho, a raíz de estas ‘obsesiones’ por una sonrisa tan blanca ha desembocado en el desarrollo de una patología denominada blancorexia. Quien padece esta enfermedad se obsesiona hasta tal punto con blanquear sus dientes que acaba ocasionándole daños muy serios en la dentadura.
¿Conviene arrancar los dientes de leche cuando se mueven?
Es muy común que cuando los dientes de leche de los niños comienzan a moverse, especialmente si se mueven mucho, se quieran arrancar. Lo cierto es que esta práctica, aunque parezca inofensiva, no es del todo recomendable.
Los dientes de leche son la guía de los futuros dientes, por lo que si se eliminan antes de tiempo, el diente que está por erupcionar puede frenar su proceso, hacerlo en un hueco que no le corresponde e incluso llegar a salir torcido.
Lo mejor en estos casos es acudir a tu dentista de confianza para que valore la situación y determine si ya es momento de poder quitar el diente de leche o conviene esperar.
No hay que apretar el cepillo para no dañar los dientes. ¡Falso!
Este mito es uno de los más comunes y arraigados entre la sociedad, pero en realidad es totalmente falso. Los cepillos habituales (salvo que el odontólogo te haya recomendado uno especial con una dureza específica) son de dureza media o blanda.
Este tipo de cepillos dispone de unas cerdas que, por más que apretemos, no tienen capacidad ni dureza suficiente para dañar nuestro esmalte dental, que es una de las sustancias más duras y protectoras de nuestro organismo debido a su composición.
Se puede apretar al cepillarnos los dientes, no corren peligro. Tan solo hay que tener cuidado con las encías, por eso conviene hacer movimientos suaves cuando limpiamos las zonas adyacentes. Las encías son un tejido blando y si apretamos mucho o hacemos movimientos bruscos, podemos dañarlas.